La palabra precede a la escritura, como el canto a la música, como la imaginación a la pintura, como la música a la danza, sin embargo, la supremacía de la palabra es innegable. Las artes, oratoria, literatura, pintura, canto, música, danza, teatro, son expresiones del alma por eso no es de extrañar que en la religión por siglos encontraron su lugar y desarrollo así como su cúspide.
Si son expresiones del alma siempre volverán a Dios, por eso, decir grandes y emotivos discursos es bueno, pero hablar de Él, predicarle, es sin duda el fin último de la Palabra. ¿Escribes? escribe de El y tu don se verá colmado de bendiciones, ¿pintas? ¿cantas? ¿tocas algún instrumento? tu don esta deseoso de ir con su dador, toca, canta, pinta de El y para El, verás que al hacerlo tu don encuentra su significado y su razón de ser.
"Nadie vive para si mísmo, como nadie muere para si mísmo, entonces pues, ya sea que vivamos ya sea que muramos del Señor somos" dice la Escritura y un canto hermoso de los inicios de nuestro maravilloso movimiento de Renovación reza así: " y si me faltara el alma es que ya morí por tí". Rom 14, 7.8
No vives para escribir ni porque escribes vives, no vives para bailar o cantar, ni vives porque lo haces, vivimos para Dios, porque suyos somos.
"Y ardientemente anhelo darte mas, oh Dios, si supiera que mas darte, oraba Francisco de Asís, el trovador del gran Rey como gustaba llamarse.
Jesús: hoy te canto, te amo y te sigo solo a ti.