Se habla de la verdad como posesión y se quiere dialogar montados en ella, sin darse cuenta una, que a LA VERDAD no la posee nadie, solo Dios y, segunda, cuando uno se monta en "su" verdad no es un diálogo sino un monólogo.( Pro 1, 25 )
Consentimos a quienes nos dan alas mientras que a los que opinan diferente les lanzamos argumentos cortantes de "no te metas" o los ignoramos "les decía..." o " eres un intolerante o cerrado".
A Dios se le busca ( Is 55, 6 ), a la verdad también ( Pro 1,29 ), ¿será porque son uno mismo?
( Jn 14,6 )
Quién encuentra a Dios encuentra todo porque la Verdad nos hace libres ( Jn 8, 31-32 ), para encontrarle solo hay un requisito: un corazón contrito ( Sal 51, 17), perdido, que sinceramente quiera encontrarlo y Dios que jamás se deja ganar en generosidad sale a al encuentro ( Lc 15, 11-32 ) y entonces comenzará para quien lo encuentra un camino de revelación porque incluso muriendo y estando frente a LA VERDAD absoluta, cada día El se irá revelando más y más, eternamente.( 1 Cor 13, 12 )
El Amor no morirá jamás, pasará la tan cacareada ciencia, pasarán las lenguas, la fe, la profecía, pasará todo, menos el Amor y el Amor (Dios es Amor) 1 Jn , 4, 8 (Yo soy la Verdad) Jn 14,6 , el Amor jamás pasará...1 Cor 13, 13
El predicador del Evangelio será aquel que, aun a costa de renuncias y sacrificios, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demás. No vende ni disimula jamás la verdad por el deseo de agradar a los hombres, de causar asombro, ni por originalidad o deseo de aparentar.
Doc. Puebla l. 1.
Cualquier silencio, olvido, mutilación o inadecuada acentuación de la integridad del misterio de Jesucristo que se aparte de la fe de la Iglesia, no puede ser contenido válido de la evangelización. "Hoy, bajo el pretexto de una piedad que es falsa, bajo la apariencia engañosa de una predicación evangélica, se intenta negar al Señor Jesús", escribía un gran obispo en medio de las duras crisis del siglo IV. Y agregaba: "Yo digo la verdad, para que sea conocida de todos la causa de la desorientación que sufrimos. No puedo callarme" (San Hilario de Poitiers, Ad Auxentium, 1-4). Tampoco vosotros, obispos de hoy, cuando estas confusiones se dieren, podéis callar.
Doc.Puebla l. 5
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